jueves, 13 de mayo de 2010

Triste humanidad.


Da igual que rías, da igual que llores, no importa si bailas, no importa si tu cara es la más dulce que se haya visto jamás, ni tu voz la más encantadora, ni tus ojos los más tiernos... ellos solo verán el reflejo de sus propias caras, y la fealdad perpetua entre la que sobreviven cada día...
Sólo sentirán sus propios prejuicios y solo verán aquello que se les ha consentido ver.

El miedo y la cobardía los han transformado, y sus muecas sonrientes no consiguen camuflar su mentira. En sus corazones enfermos ya no cabe la paz, y su risa solo es el engaño de su odio.



Y en su triste mundo flotas tú... como un ángel perdido.

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