Sólo sentirán sus propios prejuicios y solo verán aquello que se les ha consentido ver.
El miedo y la cobardía los han transformado, y sus muecas sonrientes no consiguen camuflar su mentira. En sus corazones enfermos ya no cabe la paz, y su risa solo es el engaño de su odio.
Y en su triste mundo flotas tú... como un ángel perdido.
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