A pesar de tener que marcharnos a nuestras ciudades con nuestras familias, prometimos volver a Nunca Jamás para reencontrarnos y que la madurez no destrozase la gran amistad que llevábamos alimentando durante tantos años... Pero la promesa se rompió.
Quizás se nos fue de las manos el tema. Quisimos volver a nuestras casas porque echábamos de menos a nuestras familias y amigos, pero olvidamos que no debíamos pasar demasiado tiempo en el mundo real porque allí la gente crece... y crecimos demasiado.
Parece que hemos abandonado por completo nuestra niñez. Todo el mundo se ha creado su vida en su ciudad y nadie parece tener intención de volver a Nunca Jamás.
La verdad es que no sé si les volveré a ver alguna vez, ni siquiera sé si, en el caso de verles, me recordarán. Lo que sí sé es que han formado gran parte de mi pasado y eso... jamás lo olvidaré.
Os quiero :(
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