Sabe también que sus vidas ya se han separado, que las decisiones de una ya no influyen en la otra, que sus vidas ya no caminan al compás día tras día. Que ya no es su bebé sino una humana más que simplemente duerme en su casa y lucha por su propia vida y existencia y su futuro ya no depende de su madre. Sabe también que ella tiene sus propios sueños y metas, que en cualquier momento puede torcer su rumbo y desaparecer. Y es posible que nunca lo haga, pero el caso es que no se le puede prohibir, que ninguna ley le asegura que seguirá a su lado.
Y entonces ella abraza a su hija fuertemente como diciendo: "siempre estaré ahí por si me necesitas". A lo que el corazón de la otra le responde: "Te necesitaré. Y espero que tú también me necesites a mí".
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